Encontrar tiempo para escribir: técnica Pomodoro
Ahora también en Del lapicero al teclado
Uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos cuando escribir no es nuestra tarea principal es la falta de tiempo o, mejor dicho, la falta de organización, de delimitación de los tiempos de trabajo y de ocio. Si además a esto le sumamos el arte procrastinador que tenemos (casi) todos, lo más probable es que pasemos largas temporadas sin escribir por «falta de tiempo» y, como ya hemos insistido muchas veces pero no nos cansaremos de repetir, la única forma de mejorar la escritura es escribir. Todos los días. Hoy os vamos a presentar una técnica que puede ayudarnos con esto: Pomodoro.
Uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos cuando escribir no es nuestra tarea principal es la falta de tiempo o, mejor dicho, la falta de organización, de delimitación de los tiempos de trabajo y de ocio. Si además a esto le sumamos el arte procrastinador que tenemos (casi) todos, lo más probable es que pasemos largas temporadas sin escribir por «falta de tiempo» y, como ya hemos insistido muchas veces pero no nos cansaremos de repetir, la única forma de mejorar la escritura es escribir. Todos los días. Hoy os vamos a presentar una técnica que puede ayudarnos con esto: Pomodoro.
Básicamente, la
técnica Pomodoro consiste en establecer sesiones de trabajo de una duración
determinada (25 minutos según el método original) y descansos, también
determinados, entre ellas. Seguro que a muchos ya os suena esta historia,
¿verdad? Es uno de los pilares básicos de las técnicas de estudio y de
rentabilización del trabajo. Entonces, ¿por qué no utilizarlo también para
nuestras sesiones de escritura? El método original dice que lo primero que se
debe hacer es calcular cuántas sesiones de trabajo necesitamos para completar
una tarea determinada. Nosotros lo ponemos más sencillo: no vale de nada
obligarse a escribir todos los días una determinada cantidad de palabras si lo
hacemos deprisa y corriendo para poder ocuparnos de otra cosa. Lo mejor es,
directamente, establecer un tiempo; una sesión de trabajo. Aquí va la
propuesta:
Ø
Proponte
utilizar cada día un tiempo determinado (15 minutos, 20 minutos, 30 minutos...)
para escribir. Puedes empezar por sesiones más cortas y luego ir aumentándolas
poco a poco.
Ø
Busca
ese tiempo en tu rutina diaria:
o Haz un pequeño horario con las actividades
que realizas cada día (de diario y festivo)
o Señala en rojo las cosas que tienes que
hacer obligatoriamente en ese horario (por ejemplo, el trabajo o la hora de la
comida)
o Señala en azul las cosas de las que no
puedes prescindir pero que podrías hacer en otro momento sin mucho problema
(por ejemplo, planchar o mirar el facebook).
o Observa todas las actividades que no has
señalado: son el primer objetivo. Considera cuánto necesitas realizar esas
actividades o si podrías dedicarles algo menos de tiempo (véase jugar al Candy
Crush, ver vídeos en youtube...)
o Intenta encajar el tiempo que te
propusiste en los huecos que pueden dejar las actividades a las que puedes
renunciar. Si no lo ves muy claro, intenta acomodar alguna de las que podías
mover para hacerte tu pequeña isla temporal.
Ø
Es importante
que, aunque te hayas propuesto hacer una sesión de 20 minutos, te reserves 5 ó
10 minutos más por si acaso te entretienes un poco y para no estar mirando el
reloj todo el rato porque tengas prisa para hacer la cena.
Ø
Si
vives con más personas y crees que pueden interrumpirte durante tu sesión de
escritura, avísalos primero: hazles saber de alguna forma que, durante 20
minutos al día, no pueden llamarte ni entretenerte. (Salvo que se esté quemando
la casa, claro; entonces, que te llamen.)
Ø
No te
pongas excusas: has hecho encaje de bolillos para poder reservarte ese tiempo,
así que no lo desaproveches. Ni un solo día. Cinco minutos antes de que empiece
la sesión, deja lo que estabas haciendo, aparta las tareas a un lado y prepara
un reloj con alarma (o alguna aplicación tipo Chromodoro). Mientras el reloj
este contando, mantén las manos sobre el teclado o el lápiz entre los dedos: no
tienes otra cosa que hacer hasta que suene la alarma, ¿recuerdas? Todo el
tiempo para tus tareas necesarias está a salvo.
Ø
También
sería aconsejable que pensaras primero en qué soporte vas a utilizar para tu
sesión y lo tuvieras preparado antes de poner el reloj. La próxima semana
dedicaremos un artículo a este tema.
Puede que durante
las primeras sesiones el tiempo no te cunda mucho y que no escribas demasiado o
que no te guste lo que has hecho; incluso es bastante probable que algún día no
escribas nada. No pasa nada: lo importante es que has estado un tiempo sentado
en la silla y que estás creando una costumbre. Además también puedes ocuparte
en ese tiempo de planificar una novela, hacer fichas de personajes o revisar
algún escrito: lo que más te apetezca que tenga que ver con crear. (No vale
leer este blog durante las sesiones. Si tienes que elegir entre una de las dos
cosas, mejor escribe.) Si lo que te falta para empezar es una idea, no te
olvides de visitar la entrada sobre disparadores creativos.
¿Y vosotros?
¿Cuándo escribís? ¿Cómo hacéis para poder escribir todos los días? Escribidlo en la
caja de comentarios.
Publicado por Gileblit
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