"Deus Ex Machina" O Cómo no hay que hacer las cosas al escribir

He decidido escribir un post sobre un tema en el que la verdad, insisto mucho cuando dirijo algún taller de escritura. Es el famoso Deus Ex Machina, o como a mí me gusta llamarlo: La cagada como solución a la trama.

Para empezar, os voy a comentar brevemente en que consiste esto del Deus Ex Machina:

La base histórica de la palabra, nos dice que proviene de la antigua Grecia, donde al final de muchas historias, el escritor hacía aparecer a algún dios del Olimpo que solucionaba el problema. Como a nosotros nos gusta mucho eso de recoger palabras que suenen extrañas para dotar a ciertos conceptos de un velo de misterio y grandiosidad sublime, pues nada, a esto lo llamamos Deus Ex Machina.

Ahora os voy a explicar de forma muy rápida y clara en que consiste este error:

Básicamente, y por mucho que lo adornemos usando una expresión clásica, lo que debes entender es que este error se refiere a hacer aparecer a algún ser extraño (mágico o no), que no ha aparecido en toda la historia, para solucionar el conflicto.

A modo de ejemplo quizás algo exagerado pero muy claro, os propondré una novela negra.
Nuestro heroe, al que hemos metido en una serie de conflictos y situaciones cada vez más terribles, llega a un determinado momento en el que está atrapado; lo van a matar. Pero no pasa nada, porque yo hago aparecer a un amigo de su primo, que pasaba por allí, y da la casualidad de que es Ninja. El ninja amigo del primo de nuestro protagonista acaba de salvarlo.... Pues vaya bodrio ¿no?

Como ya os avisé, esto es una comparación un tanto exagerada, pero si veis algunas películas, leéis algunas novelas, etc. Podréis observar que es un error bastante común, sobre todo si leéis el manuscrito de algún amigo que quiere ser escritor.

De hecho, existe una escena famosa por su ilógica, actualmente denominada como la peor escena de la historia, y que para colmo de desgracias fue llevada al cine. En esta escena, un niño muere en un tiroteo entre dos ejércitos. Ese era el final de la película, pero el guionista, decide que hay un grupo de Ninjas púrpura que aparecen para vengar al niño. Evidentemente, los tipos que le dispararon también tienen sus ninjas sagrados, que son dorados, y ahí se lían a patadas los dos bandos.

Esto es real (Le he dedicado la imagen del post). Podeis buscar el video en Youtube.

¿Por qué sucede esto?

Generalmente sucede a causa de una mala estructuración de nuestra novela. Cuando no tenemos bien esqueletizada la novela, bien definidas las escenas, y muy claras las conexiones entre personajes, nuestra creatividad puede llevarnos a lugares en los que quedaremos atrapados con nuestro protagonista.

Como siempre repito: Primero estructurar perfectamente la novela, luego Dramatizar.

Es muy normal que nos sentemos a escribir según nos viene la inspiración, y esto es un error que puede llevarnos por senderos muy oscuros.

Pensad en el lector que abrazará con ilusión vuestro libro; puede sentirse muy frustrado si observa que tomáis atajos extraños para salir de determinadas soluciones. Recuerda poner todas las piezas sobre el tablero, nada de guardarse ases bajo la manga.

Otro de los casos en los que más se da este error, es en escritores que intentan mantener la tensión narrativa de una forma continua, formulando interrogante tras interrogante, hasta que se queda atrapado en uno de ellos.

Ahora bien, ¿Como evitarlo?

Primero y más importante: debes tener bien estructurada tu novela. Bien conectados los hilos que unen a cada personaje, no dejes personajes que no tienen ninguna conexión aliarse sin venir a cuento. Planea esa conexión y realizala antes de que sea necesaria usarla.

Por ejemplo: No dejes a un personaje vagando solo, luchando solo, y hagas aparecer a alguna chica guapa que le salva en el último momento y le da la clave que soluciona el enigma. No. Antes, teje algún hilo de conexión entre ellos. Pueden haberse cruzado, haber charlado, incluso discutido. Ella sospecha de él por algunos gestos, algún objeto. Siguen su camino por separado, pero ella recuerda que aquel objeto que nuestro protagonista tiene significa algo especial... Conéctalos.

Los objetos pueden ser un hilo de conexión muy potente.

No abuses de las incertidumbres: Si tienes bien resueltos dos interrogantes, no te inventes alguno más por el camino. Agárrate a esos interrogantes y divídelos en incertidumbre más pequeñas, pero que formen parte del mismo, para que lleguen a una solución lógica y bien planeada.

El ejemplo anterior, podríamos arreglarlo haciendo que el protagonista conozca al personaje antes de que aparezca. Y que este personaje, en alguna subtrama que escribamos, le siga por algún determinado motivo.

Recuerda: Hay que poner cerco a la imaginación, ya que puede desbordarse y llevarnos a la deriva.





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