Cómo se puntúan los diálogos 2. Acotaciones largas
En el artículo Cómo se puntúan los diálogos os dimos las claves para aprender a puntuar correctamente los diálogos en obras narrativas. Hoy vamos a cubrir un frente que en su día quedó un poco al descubierto: ¿qué pasa cuando la intervención del narrador contiene algún punto y seguido?
La normativa no es clara respecto a estas situaciones, así que vamos a exponeros las dos posibilidades que tenemos y valoraremos las diferentes casuísticas.
En este caso, la intervención del narrador terminará con un punto. Introduciremos la raya entre ese punto y la palabra que lo precede y comenzaremos el parlamento con mayúscula.
En este caso, puntuaremos como si hubiera dos parlamentos distintos: uno antes del párrafo del narrador y otro después. Para señalar que los pronuncia el mismo personaje, podemos introducir verbos como añadir, completar, continuar, etc. o, directamente, el nombre del personaje.
La normativa no es clara respecto a estas situaciones, así que vamos a exponeros las dos posibilidades que tenemos y valoraremos las diferentes casuísticas.
1. Intervención del narrador entre rayas
Condiciones para usar esta forma:- Las acotaciones no deberían ser muy extensas; no contendrán nunca un punto y aparte.
- El contenido alude al orador (si alude al interlocutor, habrá que tener cuidado para que la atención no se desvíe, pero también podría admitirse).
- La intervención es absolutamente simultánea al parlamento.
- La intervención se introduce siempre entre oraciones independientes dentro del parlamento.
En este caso, puntuaremos tras la raya que introduce al narrador de la misma manera que si la intervención fuera corta (ver Cómo se puntúan los diálogos), según si el verbo es dicendi o no. Al final de la intervención del narrador podemos encontrar dos situaciones:
--> Situación 1. La intervención del narrador introduce de nuevo el parlamento (normalmente, mediante los dos puntos)
En este caso, introduciremos la raya, sin espacios, entre los dos puntos y la palabra que los precede. El parlamento comenzará con mayúscula, porque debemos introducir este tipo de intervenciones entre oraciones independientes. Si no fuera así, es recomendable cambiar de lugar la intervención para que coincida con un punto entre oraciones o introducir la intervención del narrador en párrafo aparte.
—Me dicen que vienes huyendo de la Cartaginense por haber dado muerte a un oficial de las tropas sarracenas —abrió el fuego Alfonso, dirigiéndose a Ickila en tono severo. Luego calló, dio un largo trago a la jarra de cerveza y volvió a eructar, mientras el corazón del muchacho galopaba de inquietud sin saber a qué atenerse. Tras una pausa que a sus huéspedes se le hizo eterna, el príncipe añadió—: Eso te honra, siempre que demuestres el mismo valor en el campo de batalla...
Astur, Isabel San SebastiánA veces, se puede introducir el parlamento sin un verbo explícito, sólo con los dos puntos:
—Debéis de haber errado la ruta, pues os halláis lejos de vuestro destino —le informó Liuva, tras invitarle a sentarse cerca de un brasero y hacer que le sirvieran vino caliente aderezado con especias. Aquel fraile venido de la vieja Corduba había excitado su curiosidad y constituía una promesa deliciosa de noticias y conversación renovada, en tiempos de enorme carestía de ambas cosas. Por ello, forzando su naturaleza huraña, se esforzó por extremar la cortesía—: La calzada que desde vuestra urbe conduce a Emérita, y de allí a Legio, siguiendo la antigua Vía de la Plata, os habría resultado más corta que dar este largo rodeo hacia el oriente.
Astur, Isabel San Sebastián--> Situación 2. La intervención del narrador no introduce el parlamento
En este caso, la intervención del narrador terminará con un punto. Introduciremos la raya entre ese punto y la palabra que lo precede y comenzaremos el parlamento con mayúscula.
—¿Vivirá el niño? —fue todo lo que acertó a preguntar cuando llegó al cabezal del enfermo, que en ese momento dormía.—Vivirá, no os inquietéis —la tranquilizó el médico, un anciano de barba blanca y uñas sorprendentemente limpias, que ejercía su profesión con dedicación casi monacal. Le asistía su aprendiz, joven, delgado y con aspecto de novicio, que callaba observando atentamente las maniobras de su maestro, con el fin de aprovechar al máximo los doce sólidos de oro que su familia había pagado como precio por su formación—. A primera vista no parece sufrir más que una calentura pasajera, que remitirá con una infusión de corteza de sauce, reposo y toda a bebida que pida el chico. Mosto ligero o vino muy aguado y endulzado con miel, en abundancia.
Astur, Isabel San Sebastián
2. Intervención del narrador en párrafo aparte
Se recomiendo especialmente cuando:- Se trata de una acotación extensa o contiene un punto y aparte.
- Narra un período de tiempo significativo; es decir, que no se limita a describir la dicción mientras se está hablando.
- Se alude a varios personajes o sólo a otros distintos al orador.
En este caso, puntuaremos como si hubiera dos parlamentos distintos: uno antes del párrafo del narrador y otro después. Para señalar que los pronuncia el mismo personaje, podemos introducir verbos como añadir, completar, continuar, etc. o, directamente, el nombre del personaje.
(Habla Adriano)
—Espero que no os tomaréis a mal el hecho de que un viejo monje como yo se permita discrepar de vuestro juicio. Sin cuestionar la importancia del hacha ni sobrevalorar la de la púrpura, es mi obligación advertiros de que no lograréis derrotar a nuestros enemigos si despreciáis el valor de las letras. Vuestro pueblo godo no se limitó a derrotar a Roma, sino que absorbió toda su energía, su cultura, su pensamiento. Ese legado fue el que os hizo grandes, diferenciándoos de otros pueblos guerreros tan fieros como vosotros.
Al ver que Alfonso parecía interesado por ese razonamiento que seguramente nadie le había hecho hasta entonces, Adriano se atrevió a ir más allá.
—Conozco a los nuevos amos de Hipania. No son un hatajo de fanáticos desharrapados. Su arrojo militar es comparable a su sed de saber. Han conquistado buena parte del mundo conocido empuñando esos aceros que quiebran nuestras espadas como si fueran de madera, mientras se impregnaban de las enseñanzas de todos nuestros maestros. Su falso dios no va a ser fácil de vencer. Si no combatís armado con la cruz, tanto como el hacha, la victoria os dará la espalda. Si despreciáis lo que ignoráis, hurtando a vuestros súbditos la oportunidad de instruirse, proporcionaréis a vuestro enemigo una ventaja decisiva.
Astur, Isabel San SebastiánEsperamos que estas directrices sirvan para completar la guía de puntuación que os ofrecimos hace ya algunos meses. Si preferís la versión PDF, podéis descargarla con estas nuevas actualizaciones pulsando aquí.
Publicado por Gileblit
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