Pep Talk 5 noviembre. Veronica Roth
Veronica Roth es la autora de la saga Divergente. Podéis leer la versión original de esta carta en la página web oficial de NaNoWriMo pinchando aquí.
Queridos NaNoeros:
No me gusta especialmente comparar la escritura de una novela con escalar una montaña porque está muy visto, pero, asumámoslo: funciona. Mirad este diagrama bastante estandarizado de la estructura de una novela:
Vamos, que parece una maldita montaña.
Si te pareces en algo a mí, llegáis a esa «acción ascendente» más o menos hacia la mitad del manuscrito,entonces, alzáis la cabeza hacia el cielo para ver cuánto queda del libro y consideráis acampar justo donde estás o, incluso, regresar de nuevo hasta el pie de la montaña. Esto podría pasaros en las proximidades del 15 de noviembre. Estoy aquí para deciros dos cosas:
1. No os alarméis. Es normal.
2. Ni acampéis ni descendáis.
Hay un montón de consejos para escribir pululando por internet y hay también un montón de manifiestos que dicen cosas como «¡deja los consejos para escribir, simplemente pon el culo en la silla y trabaja!», (lo cual ha sido mi lema durante el último año y medio, en realidad). Algunos de estos consejos son:
Algunos de vosotros quizá sepáis exactamente a qué categoría correspondéis (tenéis un sistema, sabéis qué trucos os funcionan, tenéis una rutina) y otros puede que os sintáis irremediablemente pedidos. Mi consejo para ambos tipos de personas, desde mis (aún admito que escasas) escaladas a la montaña, es el mismo:
Olvidaos de vuestros sistemas.
Olvidaos del estrés sobre vuestros sistemas.
Olvidaos de encontrar vuestros sistemas.
Olvidaos de todo eso.
Si llegáis a un lugar de la Montaña Manuscrito que hace que consideráis la posibilidad de rendiros y las herramientas que has estado utilizando para llegar hasta ahí ya no os funcionan, considerad utilizar las herramientas de otro. ¿Sois de brújula? Intentad planificar. ¿Sois de mapa? Intentad, literalmente, quemar vuestro esquema (¡siempre de manera segura, en una papelera o algo así!). ¿Sois perfeccionistas? Armaos de valor y escribid la peor escena que podáis. ¿Vais siempre del principio al final? Escribid cualquier escena que os esté abriendo un hoyo en el cerebro y rellenad el hueco más tarde. Hagáis lo que hagáis, no os atengáis con tanta fuerza a la identidad que os hayáis creado como escritores que no podáis innovar, cambiar y crecer.
No es importante que sigáis siendo los mismo escritores que sois ahora o que tengáis una rutina o un patrón definido. Yo empecé mi primer libro por el medio, sin planificación, y acabé el tercero con un esquema detallado, escribiendo del principio al final. Creí que sabía qué tipo de escritora era, pero, al final, me encontré con que esas definiciones pueden limitarte más que liberarte. Si puedo olvidarlas, puedo convertirme en la escritora que cada historia me pide que sea.
Lo importante, más que las definiciones a las que nos agarremos, es que terminemos las historias que estamos impacientes por contar.
Así que llenad vuestros maletines de herramientas de escritor con todas las herramientas que podáis, aunque parezcan tontas o no creáis que pueden funcionaros. No tenéis por qué hacer esquemas detallados o rellenar fichas de personajes o hacer escritura libre o llevar un diario o dibujar mapas si no queréis, pero es una ayuda tener nuevas herramientas a las que poder recurrir en caso de que las antiguas dejen de funcionar.
Considerad la posibilidad de estar desesperados; desesperados por escribir, desesperados por poner esa historia sobre la página, desesperados por dejar que los personajes hablen y desesperados por terminar. Desesperaos tanto que intentéis cualquier cosa para hacer que funcione. Tenéis un plazo; es el 30 de noviembre. Podéis hacerlo. Pero puede que tengáis que libraros de todo lo que teníais pensado sobre vosotros mismos e ir más allá.
Ningún manuscrito sale perfecto a la primera. No hay necesidad de preocuparse por la perfección ahora mismo. Pero estáis participando en este mes mágico de comportamiento generalmente antisosocial y sobredosis potencial de cafeína porque creéis que obligaros a escribir un manuscrito en un mes os ayudará de alguna manera, y eso significa que necesitáis la libertad salvaje y sedienta de un escritor que llega hasta el final.
No seáis estrictamente de mapa o de brújula, personas de poner el culo en la silla o deportistas, escritores lineales o saltadores en el tiempo. No seáis nada más que lo que necesitéis para seguir escalando.
Y, entonces, por el amor de todas las cosas de escribir y relacionadas con los libros, corregid toda la porquería de la Montaña Manuscrito.
Queridos NaNoeros:
No me gusta especialmente comparar la escritura de una novela con escalar una montaña porque está muy visto, pero, asumámoslo: funciona. Mirad este diagrama bastante estandarizado de la estructura de una novela:
Vamos, que parece una maldita montaña.
Si te pareces en algo a mí, llegáis a esa «acción ascendente» más o menos hacia la mitad del manuscrito,entonces, alzáis la cabeza hacia el cielo para ver cuánto queda del libro y consideráis acampar justo donde estás o, incluso, regresar de nuevo hasta el pie de la montaña. Esto podría pasaros en las proximidades del 15 de noviembre. Estoy aquí para deciros dos cosas:
1. No os alarméis. Es normal.
2. Ni acampéis ni descendáis.
Hay un montón de consejos para escribir pululando por internet y hay también un montón de manifiestos que dicen cosas como «¡deja los consejos para escribir, simplemente pon el culo en la silla y trabaja!», (lo cual ha sido mi lema durante el último año y medio, en realidad). Algunos de estos consejos son:
- Ejercicios para «conocer a tu personaje»: baterías de preguntas, fichas, escritura libre, etc.
- Ejercicios para «diseñar la trama»: divide la trama en las partes que indica el diagrama de arriba, diseña cada escena y asegúrate de que cada una va moviendo la historia de un punto positivo a uno negativo o de uno negativo a uno positivo, etc.
- Ejercicios de «prosa y voz»: lee tu manuscrito en alto, no utilices adverbios, alterna las oraciones largas y las cortas, etc.
Algunos de vosotros quizá sepáis exactamente a qué categoría correspondéis (tenéis un sistema, sabéis qué trucos os funcionan, tenéis una rutina) y otros puede que os sintáis irremediablemente pedidos. Mi consejo para ambos tipos de personas, desde mis (aún admito que escasas) escaladas a la montaña, es el mismo:
Olvidaos de vuestros sistemas.
Olvidaos del estrés sobre vuestros sistemas.
Olvidaos de encontrar vuestros sistemas.
Olvidaos de todo eso.
Si llegáis a un lugar de la Montaña Manuscrito que hace que consideráis la posibilidad de rendiros y las herramientas que has estado utilizando para llegar hasta ahí ya no os funcionan, considerad utilizar las herramientas de otro. ¿Sois de brújula? Intentad planificar. ¿Sois de mapa? Intentad, literalmente, quemar vuestro esquema (¡siempre de manera segura, en una papelera o algo así!). ¿Sois perfeccionistas? Armaos de valor y escribid la peor escena que podáis. ¿Vais siempre del principio al final? Escribid cualquier escena que os esté abriendo un hoyo en el cerebro y rellenad el hueco más tarde. Hagáis lo que hagáis, no os atengáis con tanta fuerza a la identidad que os hayáis creado como escritores que no podáis innovar, cambiar y crecer.
No es importante que sigáis siendo los mismo escritores que sois ahora o que tengáis una rutina o un patrón definido. Yo empecé mi primer libro por el medio, sin planificación, y acabé el tercero con un esquema detallado, escribiendo del principio al final. Creí que sabía qué tipo de escritora era, pero, al final, me encontré con que esas definiciones pueden limitarte más que liberarte. Si puedo olvidarlas, puedo convertirme en la escritora que cada historia me pide que sea.
Lo importante, más que las definiciones a las que nos agarremos, es que terminemos las historias que estamos impacientes por contar.
Así que llenad vuestros maletines de herramientas de escritor con todas las herramientas que podáis, aunque parezcan tontas o no creáis que pueden funcionaros. No tenéis por qué hacer esquemas detallados o rellenar fichas de personajes o hacer escritura libre o llevar un diario o dibujar mapas si no queréis, pero es una ayuda tener nuevas herramientas a las que poder recurrir en caso de que las antiguas dejen de funcionar.
Considerad la posibilidad de estar desesperados; desesperados por escribir, desesperados por poner esa historia sobre la página, desesperados por dejar que los personajes hablen y desesperados por terminar. Desesperaos tanto que intentéis cualquier cosa para hacer que funcione. Tenéis un plazo; es el 30 de noviembre. Podéis hacerlo. Pero puede que tengáis que libraros de todo lo que teníais pensado sobre vosotros mismos e ir más allá.
Ningún manuscrito sale perfecto a la primera. No hay necesidad de preocuparse por la perfección ahora mismo. Pero estáis participando en este mes mágico de comportamiento generalmente antisosocial y sobredosis potencial de cafeína porque creéis que obligaros a escribir un manuscrito en un mes os ayudará de alguna manera, y eso significa que necesitáis la libertad salvaje y sedienta de un escritor que llega hasta el final.
No seáis estrictamente de mapa o de brújula, personas de poner el culo en la silla o deportistas, escritores lineales o saltadores en el tiempo. No seáis nada más que lo que necesitéis para seguir escalando.
Y, entonces, por el amor de todas las cosas de escribir y relacionadas con los libros, corregid toda la porquería de la Montaña Manuscrito.
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