11 Consejos básicos para comenzar a escribir
Como breve resumen y para empezar a escribir pequeños relatos, aunque esto es aplicable también a obras más extensas, voy a exponer una serie de consejos resumidos de Enrique Páez que he encontrado navegando por la web y que creo, pueden ser de gran utilidad.
1º Antes de ponerte a escribir, planifica mínimamente tu relato: Piensa antes cuál es la historia que vas a contar, en líneas generales: los personajes principales y los sucesos más importantes. Puede que incluso tú ya sepas el final antes de escribir la primera frase: eso no es malo.
2º Una vez que empieces a escribir, no te pares: Mantén la mano en movimiento. Escribe y escribe contando la historia con detalles (irán apareciendo a medida que escribas). Mientras escribas, no te preocupes de la puntuación, ni la ortografía ni la sintaxis. Eso lo tienes que corregir al final, cuando ya hayas terminado tu relato, no mientras lo escribes.
3º Mantén de principio a fin el mismo punto de vista del narrador : No saltes de la primera a la tercera persona, y viceversa, en mitad de la historia. (Por ejemplo: Andrés bajó las escaleras, salió a la calle y compró el periódico; lo hojeé y busqué hasta encontrar el número premiado en el cupón de la ONCE. Era el mío ...) ¿No ves el fallo? Tienes que ser capaz de mantener un mismo narrador de principio a fin de tu relato.
4º No cambies los tiempos verbales: Si pasas del pasado al presente sin darte cuenta de ello, cometes un error. Al igual que en el caso anterior, el salto al presente en un momento de máxima acción debe ser evitado: Entré en el banco y me crucé con Julián. Me reconoció en seguida. Salgo corriendo, cruzo la calle y me escondo en un portal ...
5º No utilices un lenguaje telegráfico : Describe el espacio, las conversaciones, los gestos y las acciones con una cierta lógica y extensión. No seas perezoso. La idea está clara en tu cerebro, así que pon todos los detalles que puedas.
6º Evita en lo posible el abuso de onomatopeyas y puntos suspensivos: Esto no es un cómic. En el lenguaje oral y coloquial tienen un uso fundamental y ayudan a la comunicación, pero en los textos escritos las onomatopeyas deben ser descritas a través de sus efectos. En vez de escribir: “ Esther se cayó de la silla. ¡Crash! ¡Ay!”; es mejor hacer una descripción: “ La silla crujió y se rompió haciendo un ruido seco. Esther cayó al suelo, se golpeó en la frente y dio un grito de dolor” .
7º Usa adjetivos y adverbios con moderación: a partir de una falsa idea de que lo literario es lo recargado, barroco y rebuscado, se tiende a tratar de imitar con un lenguaje que suena a “literario” a los grandes autores. Evita también, siempre que sea posible, la anteposición de adjetivos a los sustantivos. Si yo digo: “la blanca, esponjosa y blanda nieve caía mansamente sobre el tejado”, estoy desperdiciando palabras, porque la nieve, ya de por sí, no tiene más remedio que ser blanca, esponjosa, blanda y caer mansamente.
8º Escribe con palabras sencillas: Para contar bien una historia no es preciso acudir a palabras inusuales ni altisonantes, sino a la naturalidad, vivacidad y continuidad de las escenas. Si describes a un niño en la playa que dice: “Oh, papá. ¿Has observado qué bello es ese crustáceo que yace bajo los rayos del sol?” , nadie se lo cree, porque nadie habla así. Pregúntate: ¿Hablan los personajes de la vida real como les haces hablar tú a tus personajes dentro del texto?
9º Usa sustantivos concretos: No se trata de hacer tesis filosóficas sobre la soledad, la guerra o el amor, sino de contar historias imaginadas, pero concretas, empezando por los nombres propios de los personajes, locales, calles y ciudades. En lugar de árbol, escribe pino, fresno o acacia; en vez de coche , escribe Peugeot 205 rojo; no escribas un pueblo , sino Tordesillas; no un niño , sino Carlitos; no una flor , sino una rosa blanca; no una tienda , sino Electrodomésticos Bezoya.
10º Haz que tu historia tenga detalles y movimiento: Un cuento casi siempre debe contar “algo” (una historia, un conflicto, una escena, un suceso). Haz que ocurran “cosas” (no necesariamente tragedias), y que tus personajes se muevan y hagan gestos. Describe usando todos los sentidos (vista, oído, olfato...). En los detalles pequeños, visuales y tangibles está muchas veces la magia de una escena bien descrita que atrapa a los lectores.
11º Revísalo todo cuando termines: Corrige, modifica, tacha lo innecesario, añade detalles y unifica el texto. Ahora sí.
Fuente: http://www.tallerdeescritura.com
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