Pep Talks NNWM. Lev Grossman
Lev
Grossman es autor de novelas de éxito como Los magos y The Magician King. Puedes leer el texto original en inglés de esta pep talk pinchando aquí.
Querido novelista:
Muy bien, aquí estamos, ya en la
segunda mitad, en el meollo de la cuestión. Proablemente, a estas alturas lo
que menos te apetece es una charla sobre la escritura y cómo deberías escribir,
así que ni siquiera voy a hablar de escribir. En su lugar, haré una metáfora de
la escritura. Mejor, ¿verdad?
Pongamos que no eres un escritor
luchando por su primera novela. Pongamos que eres un Tributo seleccionado para
los Juegos del Hambre y que estás aterrorizado porque te enfrentas a una muerte
casi segura en la Arena. Y, en lugar de un autor que ha publicado libros, yo
voy a ser ese tío borracho que se supone que tiene que decirte cómo sobrevivir.
Además, encajo bastante bien en
el perfil. Al igual que Woody Harrelson, soy bajito y calvo; y me gusta beber.
Puede que hasta esté borracho ahora mismo, ¿quién sabe? Pero lo que es más
importante es que yo he hecho esto antes y he sobrevivido. Así que estoy aquí
para decirte: se puede sobrevivir.
Escribir requiere valor.
Esto me lleva al primer punto:
escribir una novela es una de esas cosas que podríamos clasificar a priori (al
igual que sobrevivir a los Juegos del Hambre o a comerte una pizza entera tú
solo) como imposible, pero que no lo es. He escrito cuatro novelas y el próximo
año sacaré otra y cada vez que estoy más o menos a la mitad, llego a un punto
en el que me digo: admitámoslo, esto no va a funcionar. Teniendo en cuenta la
cantidad de palabras que llevo escritas, la cantidad de palabras que me quedan
por escribir, el ritmo al que estoy produciendo palabras ahora mismo y lo
cutres que son esas palabras, es matemáticamente imposible que nunca termine
este libro. Es como la flecha de Zenón: nunca llegará al final.
Pero el tema es que los libros
sí llegan al final. Me deja atónito cada vez que pasa, pero los libros se
terminan de hacer. ¿Cómo? No es cuestión de tener un momento de avance espectacular.
Ser novelista es cuestión de seguir en ello, día tras día, poniendo palabra
tras palabra. Es una guerra en la que se lucha pro cada centímetro, en la que
lo más complicado es mantener el valor. La principal razón por la que hay gente
que quiere escribir novelas y no lo hace es porque pierden el valor y se
retiran.
Así que alza la cabeza: una vez
que estás en esa arena, los Tributos estarán mordiendo el polvo a tu derecha y
a tu izquierda porque han perdido el valor. Pero eso no va a pasarte a ti. Tú
vas a conservar tu valor. Si el talento existe, eso es en lo que consiste.
La escritura conlleva dudas.
Veamos, eres un Tributo de los
Juegos del Hambre pero no te sientes confiado; te sientes como una mierda. Como
si no tuvieras ni idea de lo que estás haciendo. A veces agarras tu arco y tus
flechas o tus cuchillos para lanzarlos y estás como: «Ni siquiera me acuerdo de
cómo funcionan estas malditas cosas». ¿Por qué? ¿Por qué eres diferente? ¿Qué
pasa contigo?
Éste es el punto número 2: no
pasa nada contigo. No eres distinto. Todo el mundo se siente igual de mal que
tú: es como uno se siente cuando escribe una novela. Escribir una novela es
entrar en contacto con sentimientos crudos y primarios, esperanzas, deseos y
heridas psíquicas para tratar de modelar con ellos una enorme escultura pública
hecha de palabras; y eso es algo tremendamente difícil. Cuando miras a las
novelas que han publicado otros, parecen brillantes y perfectas, como si sus
autores hubieran sabido desde el principio lo que querían hacer y lo hubieran
hecho. Pero créeme: no lo sabían.
Lo que estás sintiendo no sólo es
normal: es una buena señal. Alguien dijo alguna vez que un escritor es una
persona a la que escribir le resulta difícil. La resistencia que sientes es la
prueba de que estás cavando hondo. Escribir una novela es perder el rumbo y
volver a encontrarlo una y otra y otra vez.
Un borrador asqueroso no prueba
nada. Los borradores crudos están crudos, los de todo el mundo. Ser escritor no
es como ser músico. No tienes por qué hacerlo bien todos los días. Lo más
maravilloso de ser escritor es que sólo tienes que hacerlo bien una vez. Eso es
todo lo que se verá. El único borrador malo es el que no se termina.
Así que vuelve a él. Deja que
los otros pierdan coraje y se rindan. Tú quédate en el bosque. Joyce escribió
una vez que las armas del escritor son el silencio, el exilio y la astucia. Probablemente,
él no estaba pensando en los Juegos del Hambre cuando escribió eso
(probablemente) pero encaja en la metáfora. Mientras los Tributos caen a tu
derecha y a tu izquierda, tú construirás trampas con estrellas ninja, robarás
las armas de los caídos y esperarás tu momento; y cuando estés listo, saldrás
de ese bosque como un ángel de la muerte vengativo.
Olvídate de eso de que «la
suerte no está nunca de mi parte». ¿Qué diablos significa eso? Atornilla la
suerte. No hay suerte. Eres un escritor y los escritores se hacen su propia
suerte.
Te veo en la Aldea de los
Vencedores.
Lev
Publicado por Gileblit
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