Cuatro claves de la disposición de textos

Las tipografías suelen dividirse en dos grupos fundamentales: con serifa y sin serifa. Las serifas, para el que no lo sepa, son trazos adicionales que no sirven para identificar el caracter sino para adornarlo. Por ejemplo, la fuente Verdana (arriba) no tiene serifa, mientras que la Times New Roman (abajo) sí la tiene:
En función del soporte en el que vayamos a presentar el texto, elegiremos uno u otro: normalmente, para textos que van a leerse en pantalla se recomiendan las fuentes sin serifa; para textos que vayan a imprimirse, se suelen preferir las que tienen serifa.

2. Alineación

Si hablamos de impresiones en papel, tanto para los textos literarios en prosa como para trabajos académicos y otros documentos, se recomienda siempre justificar los párrafos: da un aspecto mucho más limpio y ordenado, además de permitir ver mejor dónde acaban los párrafos. Dependiendo del ancho de la línea, podrá optarse por dividir las palabras al final de la línea o por dejarlas enteras: la primera opción es más aconsejable para líneas cortas, ya que permite distribuir mejor los caracteres entre las líneas y que la diferencia de espacio entre caracteres no sea tan dispar; si utilizas líneas más largas, probablemente no te haga falta. A la izquierda tenéis un ejemplo de lo que puede pasar con las líneas cortas cuando se justifican.
Para textos electrónicos, no hay un consenso claro, pero se puede establecer un criterio de decisión: si el texto está en un formato como PDF o .doc, que tiene un soporte de tamaño determinado, podemos tratarlo como si fuera impreso; si, por el contrario, es un texto dinámico (como una página web) que se presenta de forma distinta en función del tamaño de la pantalla que lo reproduzca, es más aconsejable dejar la alineación a la izquierda: si justificamos el texto y la pantalla en la que se visualiza es pequeña, podría pasarnos como con la imagen de arriba.

3. Sangrías

La sangría de un texto es la diferencia en el espaciado respecto al margen general del párrafo que se aplica a su primera línea. En función de si se suma o se resta margen, tendremos una sangría normal (1) o francesa (2); la tercera opción es no dejar sangría:

¿Cuál es mejor? Como todo, depende: la tradicional es la que más se suele utilizar en prosa, artículos periodísticos y trabajos académicos, porque permite colocar varios párrafos seguidos sin espacios entre ellos; la sangría francesa suele utilizarse más para obras dramáticastal y como vimos en la entrada correspondientelos párrafos sin sangría se están poniendo de moda en textos administrativos, aunque hay que tener cuidado: nos exigirá utilizar otros recursos para que los párrafos se distingan bien.

4. Espacios entre párrafos

Si ya hemos aplicado sangrías (ya sean normales o francesas), no es necesario poner espacio entre párrafos del mismo tipo; de hecho, queda bastante feo. Si nos hemos decantado por hacer párrafos alemanes, sin sangrías, tal vez deberíamos planteárnoslo. En cualquier caso, nunca deberán ser excesivos (con 6 puntos es suficiente).
Donde sí deberíamos ponerlos siempre es entre párrafos de tipos distintos: entre título y subtítulo, entre párrafo normal y cita, entre título y párrafo normal, etc. En este caso, la medida dependerá del tamaño de las fuentes y de la jerarquía.
Publicado por Gileblit

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