Cuatro claves más para la disposición de textos
Vamos hoy con la segunda entrega de apuntes para el formato de los párrafos en documentos (de todo tipo, no sólo literarios).
Si el documento que vas a entregar forma parte de un conjunto (trabajos académicos que el profesor va a recoger, cartas formales, etc.), lo mejor es atenerse al formato mayoritario, para que nuestro documento no se pierda por ser demasiado pequeño ni sobresalga del montón, ya que esto podría hacer que se estropeara. Normalmente, imprimiremos este tipo de escritos en una hoja de tamaño A4 (no folio, que es distinto).
En caso de que lo que vayamos a entregar sea menos formal o de que el documento sea de índole más personal, podemos jugar un poco más con los tamaños del papel. Por ejemplo, si se trata de un libro de relatos cortos que ocupan menos de tres cuartos de página, sería buena idea optar por un formato más reducido: así el papel parecerá más lleno y los relatos mejor distribuidos. El caso contrario, es decir, el de poner tamaños de página mayores que el A4, no es recomendable; al menos, para texto solo: cuanto mayor es la página, más ancho es el renglón y, por tanto, más fácil es perderse al leer, por muy bien que hayamos maquetado el texto.
Todo lo anterior se aplica para documentos impresos, pero, ¿qué hay de los digitales? A veces enviamos cartas, trabajos u otros documentos adjuntos en un correo electrónico. En este caso, debemos pensar, en primer lugar, cómo lo va a leer nuestro destinatario: si es un documento corto, seguramente se lea en pantalla; si tiene más de treinta o cuarenta páginas, lo más probable es que no se vaya a leer en el ordenador, sino impreso o en una tableta más pequeña.
Los documentos cortos se pueden maquetar en tamaño A4: se ajusta bien a cualquier tipo de pantalla de ordenador. Para los más largos, lo ideal sería preguntarle al destinatario cómo lo va a leer. Si no hay mucha confianza, es importante destacar que lo preguntamos para poder ofrecer un documento preparado de la mejor manera posible: así no pareceremos demasiado intrusivos. Si no nos responden claramente o no nos atrevemos a preguntar, siempre podemos enviar el documento en varios formatos que especificaremos en el mensaje. Incluiremos un archivo en A4 como si fuera para imprimir, otro con el mismo tamaño de hoja pero la letra más grande, para leer en pantalla, y un tercero para tableta: una página más pequeña y con una fuente mediana tirando a grande.
1. Tamaño de página
Los trabajos académicos y documentos oficiales normalmente se presentan en papel; por lo tanto, suelen prepararse para imprimir en hojas tamaño A4 (210x297mm). Sin embargo, antes de lanzarnos siempre a por ese formato deberíamos pensar cuál es su destino (siempre partiendo de la base de que no nos hayan dado indicaciones previas).Si el documento que vas a entregar forma parte de un conjunto (trabajos académicos que el profesor va a recoger, cartas formales, etc.), lo mejor es atenerse al formato mayoritario, para que nuestro documento no se pierda por ser demasiado pequeño ni sobresalga del montón, ya que esto podría hacer que se estropeara. Normalmente, imprimiremos este tipo de escritos en una hoja de tamaño A4 (no folio, que es distinto).
En caso de que lo que vayamos a entregar sea menos formal o de que el documento sea de índole más personal, podemos jugar un poco más con los tamaños del papel. Por ejemplo, si se trata de un libro de relatos cortos que ocupan menos de tres cuartos de página, sería buena idea optar por un formato más reducido: así el papel parecerá más lleno y los relatos mejor distribuidos. El caso contrario, es decir, el de poner tamaños de página mayores que el A4, no es recomendable; al menos, para texto solo: cuanto mayor es la página, más ancho es el renglón y, por tanto, más fácil es perderse al leer, por muy bien que hayamos maquetado el texto.
Todo lo anterior se aplica para documentos impresos, pero, ¿qué hay de los digitales? A veces enviamos cartas, trabajos u otros documentos adjuntos en un correo electrónico. En este caso, debemos pensar, en primer lugar, cómo lo va a leer nuestro destinatario: si es un documento corto, seguramente se lea en pantalla; si tiene más de treinta o cuarenta páginas, lo más probable es que no se vaya a leer en el ordenador, sino impreso o en una tableta más pequeña.
Los documentos cortos se pueden maquetar en tamaño A4: se ajusta bien a cualquier tipo de pantalla de ordenador. Para los más largos, lo ideal sería preguntarle al destinatario cómo lo va a leer. Si no hay mucha confianza, es importante destacar que lo preguntamos para poder ofrecer un documento preparado de la mejor manera posible: así no pareceremos demasiado intrusivos. Si no nos responden claramente o no nos atrevemos a preguntar, siempre podemos enviar el documento en varios formatos que especificaremos en el mensaje. Incluiremos un archivo en A4 como si fuera para imprimir, otro con el mismo tamaño de hoja pero la letra más grande, para leer en pantalla, y un tercero para tableta: una página más pequeña y con una fuente mediana tirando a grande.
2. Tamaño de letra
Para documentos impresos, se aconseja una equivalente a Times News Roman de 12 puntos. Si vamos a utilizar alguna otra fuente, tomad como referencia ese tamaño e intentad equipararlo al de la que hayáis elegido (los 12 puntos no representan el mismo tamaño en todas las fuentes).3. Interlineado
Cuanto mayor es el renglón, más largo es el recorrido que tenemos que hacer de vuelta para leer el siguiente y, por tanto, más posibilidades hay de que nos desviemos. El espacio entre las líneas nos ayuda a solventar ese problema. Para documentos tamaño A4, se recomienda un interlineado de entre 1,5 y 2 (en Word). La decisión entre una y otra dependerá del tamaño de la fuente que pongamos y de la alineación que hayamos escogido: cuanto mayor es la fuente, mayor tendrá que ser el interlineado para que se vea bien y viceversa; la alineación justificada también necesitará un espaciado mayor que las de bandera o centradas, ya que las líneas serán siempre de la máxima medida.
4. Márgenes
Aquí no vamos a ir tanto a las medidas exactas como a las proporciones. Antes de fijar los márgenes, debemos tener en cuenta los elementos de los que va a constar la página y dónde están situados: encabezados, pies y numeración de página... Todos esos elementos deben tener sus propios espacios y quedar bien separados del texto. Una vez que tenemos esas referencias (que, normalmente, ayudan a fijar los márgenes superior e inferior), tenemos que acomodarlos para que la mancha de texto (la parte donde irá el contenido) quede bien dispuesta. Como puntos generales, siempre procuraremos que:
1. El margen izquierdo (en documentos a una cara) o interior (en documentos a dos caras) sea suficiente para no estorbar a la encuadernación pero menor que el derecho o exterior, respectivamente.
2. Asimismo, el margen inferior normalmente será algo mayor que el superior.
En ambos casos, «algo mayor» significa unos pocos milímetros, no una diferencia abismal; o, si no queréis hacerlos distintos, al menos hacedlos iguales, no al contrario.
En pantalla puede que parezca una locura, pero, una vez impreso, verás que queda muy agradable a la vista.
Podemos aplicar las mismas normas a los documentos digitales, aunque, en este caso, se suele optar más por los márgenes simétricos.
Publicado por Gileblit
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